Las culturas humanas que vivieron sosteniblemente por miles de años compartían una cualidad. Todas tenían un entendimiento profundo de los territorios donde habitaban, de los ciclos de la naturaleza reflejados allí, de sus recursos, de su espiritualidad. A diferencia de nosotros, no entendían el territorio por medio de mapas o fronteras administrativas.

Poder planear o trabajar en la regeneración de nuestros territorios requiere un cambio en la manera en que vemos y nos relacionamos con el territorio mismo. Requiere desarrollar una mente Bioregional que entienda el territorio y sus necesidades desde una perspectiva sistémica considerando cómo la ecología, la geografía, la historia y los sistemas humanos hacen de ella un lugar único.

A partir de esta comprensión profunda, es que podremos proyectar y planear hacia un futuro regenerativo.